La mesa de la foto era inicialmente blanca y estaba en un cuarto de baño de la abuela de mi marido. En vez de cortinas, tenía unos cristales esmerilados en las puertas y otro liso en el sobre de la mesa. Como su forma me encantaba, decidí restaurarla.
Al tener muchas capas de pintura, tuve que utilizar un decapante para eliminarlas, y después de rascar el mueble con lana de acero, le dí una mano de imprimación y dos de pintura roja de un bote que tenía por casa.
Quité el tirador original y lo sustituí por uno muy bonito, que, como soy poco hábil con la cámara de fotos, no se aprecia demasiado bien: es blanco, con un tulipán rojo en el centro. También quité los cristales y puse unas cortinas de cuadritos. El mueble ya restaurado tiene otro uso: servir de mesilla en un dormitorio.
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